Cosas que pasan en tiempos de colegio

La inocencia o "credulidad de esa época...

Todo dentro de mí se estremecía, era tan emocionante encontrarse con el chico que me gustaba en el recreo. Aunque solo fuera para mirarlo, porque jamás me pescó. Era esa tontera de cabra chica de estar horas pensando en aquel personaje que era el personaje principal de todos mis poemas, de todos los corazoncitos en la tapa de mi cuaderno, de todos los "Tú y Yo" (aunque muchos ahora no me crean pero también pase por esto y también lo hice)

No era raro quedarme en las noches despierta escuchando canciones requetecebolla de la radio Aurora, Femenina o algunos cassettes grabados con la misma música, como Keko Yungue y su "Dime que llamas, dime que buscas dímelo..."

Es curioso todo esto pero en fin, he vivido un montón de experiencias divertidas y me atrevo a contárselas.

Sigo con el tema de esos amores infantiles… era tan molesta esa sensación en la guata, esa guata retorcida junto a una sensación de ahogo que como si fuera poco terminaba con los cachetes colorados. Ahora, me acuerdo y la encuentro exquisita. Con la edad este tipo de sensaciones se van perdiendo, porque ahora todo es más lógico y más racional. Antes no po’, todo era emocionante y hoy se extraña mucho.

Si me miraba... era para soñar tres días, y para contárselo a todas mis amigas. Yo nunca supe que me estaba mirando porque tenía un papel pegado en mi zapato, (que ingenua).

En esos tiempos, yo sufría al punto de dar la vida por mi amado y él nunca se fijó en mí y le hubiera importado un rábano si yo me moría por él. Jajaja recuerdo… una vez me crucé con él y empezamos esa tontera de "¿quién pasa primero?" y yo me corría a la derecha, y él a la derecha, y que me corría a la izquierda y él a la izquierda y waaaaaaa!!! qué plancha!!!! Yo roja como un tomate, muerta de vergüenza iba al baño a mirarme para saber con qué cara me había visto él.

No podía ser tan pava. Me mojaba la cara para que se pasara el ardor de los cachetes y llegaba corriendo a contarle a alguna compañera amigui la plancha que me había pasado.

Está claro que a esa edad, uno "hace cualquier cosa por amor", y por supuesto me conseguí el teléfono. Lo más charcha era llamarlo y ponerle una canción al teléfono!!! Era lo más romántico del mundo. Y este tonto, como todos los hombres a esa edad son cabros chicos (más que nosotras) se mataba de la risa y me daba tanta rabia, porque no le daba la seriedad que yo quería. Prácticamente me estaba declarando por teléfono y no me pescaba. Lo peor de todo es que él sabía que era yo.

Yo lloraba de amor, escribí muchos pero muchos poemas de amor. Todas las noches había algo que escribir en el diario de vida. Escribía canciones, llenaba de corazones todo lo que podía ser rayado con corazones. Eran de todos los tamaños y nuestras iniciales escritas de todas las formas y colores existentes.

Imposible olvidar la fiesta de 15, que se veía lindo. Y yo que juraba que mataba, me veía realmente espantosa. jajaja. Me había hecho una chasquilla redonda, del verbo redonda, con laca, y una cola de caballo amarrada con una cinta de raso negra. Mi vestido era como de cuento de hadas, y andaba con ¡botines! jajaja. Pensé que con eso lo iba a cautivar, pero a lo más me dijo "hola" y creo que ni siquiera me saludó.

Llegué a la conclusión que no habría sabido qué hacer si este tipo se hubiera fijado en mí en serio. Porque aunque parezca raro, en verdad nunca me lo imaginé como pololo, o de la mano con él caminando en el centro, por ejemplo.

Me resulta bastante extraño pensar para qué hice todas aquellas pendejerías por amor y que por supuesto hoy no las haría. Era más bien la ilusión de poder estar algún día con él...la ilusión de que yo a él le gustara y se fijara en mí... esa era la gracia. Soñar. Pero saben qué. Habría sido refome que me hubiera pescado, porque se habría acabado la magia de soñar con él, de fantasear, se emocionarme porque me miró o porque chocamos...

Qué linda época. Bastante ridícula, pero linda al fin y al cabo. Ahora que estoy vividita ya, vale la pena contar estas historias de amor que no creo que haya sido la única en vivirlas, eran puras payasadas que, en cierta medida, me hicieron vivir esos días de cambio de mi mente y de mi cuerpo de manera divertida, sufrida o como sea, pero finalmente llena de emociones que me hicieron madurar y llegar a convertirme en una verdadera JOTE jejeje.